Lo primero, es un poco de historia. El sable moderno, tal y como lo conocemos, deriva de una adaptación italiana del duelo con sables. El sable antiguo fue introducido a Europa por los otomanos definitivamente en el siglo XIX.
Los blancos válidos del sable van de cintura para arriba, sin contar la mano armada. Tenemos 3 blancos a destacar: Cabeza (se cuenta toda la cabeza, pero se suele pegar arriba o a los lados. No se suele pinchar la cabeza), Flanco (que, si luchamos con una persona diestra, es toda su parte derecha) y Pecho (que se cuenta la parte izquierda del diestro).
Las partes del Sable son las siguientes:
-Una hoja, que puede electrificarse. Se suele tocar con el último tercio de la hoja, osea, el más débil; y con el filo o el contrafilo. No se debe tocar con la parte ancha del filo, ya que el ataque no cobra tanta fuerza y es más fácil pararlo.
-Una casoleta, encargada de proteger la mano. Es como un cuenco al revés, al final de la hoja, que también se encarga de proteger el enchufe.
-Un enchufe, que se usa para conectar un pasante (que a su vez está conectado a unos marcadores de luz y, estos, a la luz). El enchufe recoge la electricidad del pasante y la lleva al sable, para que cuando toques en un blanco válido, se encienda una luz en el marcador.
-Un mango, para sujetar el sable. Es una prolongación de la parte gruesa de la hoja, recubierta de goma y ligeramente curvada.
El sable, en su totalidad, mide 105 cm, y la hoja mide 88 cm.
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